Esto somos:LAMITEA
Somos los fieles Laicos Misioneros Teresianos Asociados, llamados por Dios para contribuir a la santificación del mundo desde dentro, a modo de fermento y manifestar a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida, por la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad, estamos llamados a explicitar su carisma misionero, participando activamente en la Iglesia local y universal, inspirados en el carisma de la Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús.
LAMITEA está conformada por treinta comunidades de Laicos consagrados en los siguientes países:
Ecuador:
- Catamayo
- Celica
- Guadalupe
- Guayaquil
- Quito Norte
- Quito Sur
- Santa Rosa El Oro
- Comunidades en formación: Canelos y Cuenca
Panamá:
- Ciudad de Panamá
- Torty
Guatemala:
- Guatemala
- Comunidades en formación: Comalapa, San Guayaba y San Luis Puerta Negra
Bolivia
Colombia:
- Arjona
- Barranquillla
- Bucaramanga
- Carepa
- Caucasia
- Cartagena
- Ciudad Jardín
- Fontibón
- Girardota
- La América
- La Maruchenga
- La Tebaida
- La Victoria
- Lorica
- Planeta Rica
- Piendamo
- Santa Rosa de Osos
- Villa Miguel Angel
- Tolú
- Tunia
- Zaragoza
- Comunidades en formación: La Providencia
Nuestro fin como LAMITEA es participar de la misión apostólica de la Iglesia, explicitar la vocación bautismal por medio del testimonio de vida y de la acción misionera, según la doctrina de la Iglesia Católica, el Espíritu de Monseñor Miguel Angel Builes Gómez, fundador de la Congregación y las enseñanzas de Santa Teresita del Niño Jesús. Por ese motivo respondemos al llamado de Dios, intensificando su vocación cristiana a la santidad y a la acción no solo desde nuestra vida personal, sino también desde nuestras familias, amigos y trabajo.
“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”
Este es nuestro lema, lo que nos mueve e inspira a cumplir cada día nuestro vivir misionero llevando La Palabra y transformando cientos de comunidades a través del evangelio. Vivimos en profundidad las exigencias evangélicas dando testimonio de una vida auténticamente cristiana y comprometida con los auxilios espirituales comunes a todos los fieles, especialmente la participación activa en la Liturgia de las Horas, La Eucaristía , la meditación de la Palabra de Dios y la frecuente recepción de los sacramentos con apostolados que impactan positivamente a los más vulnerables, como niños y adultos mayores con necesidad de la misericordia y generosidad de Dios en sus vidas.
Por eso, nuestra misión apostólica vive en intima unión con Cristo, el Misionero del Padre y con María Estrella de la evangelización, alimentando nuestra espiritualidad con el Espíritu de infancia espiritual que animó a Santa Teresita del Niño Jesús, sintetizado en la frase evangélica:
Si no os haceis como niños no entrareis en el reino de los cielos.
Desde la formación y consagración de cada Laico, la Santísima Virgen María, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción y Santa Teresita del Niño Jesús y de San Francisco Javier se convierten en nuestras patronas y modelos de santidad a seguir, siendo ellas mástil que mantiene nuestro barco misionero andando.
Las virtudes que aterrizan nuestra misión en el día a día de cada Laico Misionero Teresiano Asociado sin importar su ubicación en el mundo con la humildad, la prudencia, la austeridad y la penitencia que se representan en nuestro escudo, así como la caridad apostólica que estimula a Laico en su búsqueda de un mismo ideal: la gloria de Dios.
De este modo, el ser y el actuar en el mundo para los fieles laicos no es únicamente una realidad centrada en el hombre y la sociedad, sino también una realidad teológica y eclesial de estrecho y constante trabajo con la iglesia y la Congregación de Hermanas Misioneras de Santa Teresita del Niño Jesús inspirados por el Santísimo. En efecto, a los Laicos nos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según él mismo disponga.